Amores sumergidos

En casi todos los países del mundo existe la economía sumergida. Esa que no existe en los papeles, que no cuenta en las estadísticas, que no recibe premios, que no tiene ayudas, esa que la impulsan, en general, los que menos tienen, los que más necesitan. Y también los que evaden, los que mienten, los que trampean. Esa economía de la que nadie quiere hablar, pero ahí esta, alimentando familias, haciendo estudiar a los chicos, comprando zapatos, activando otros engranajes que sin ese movimiento fantasma, silencioso, pendenciero, tampoco funcionaría. La economía legal, la de las cuentas claras y los números al día, se horroriza de la economía sumergida, la critica, la denosta, pero a veces, algunos de ellos, la utilizan, la buscan, la quieren. Con un poco de vergüenza, mirando para otro lado, pero en algún punto doblan la rodilla.

Y entonces, me vino a la cabeza la comparación con el amor sumergido. Ese que no cuenta, que no sale en las fotos, que no se publican en Face o Instagram o no se relata en Twitter. El amor sumergido está lleno de engranajes que giran en perfecta sintonía, en silencio, entre algodones. Ese amor que se esconde en las penumbras, que se alimenta de lo prohibido, de lo que no se habla.

Las sociedades se nutren del amor sumergido. De ese amor del que no se puede presumir, del que tal vez debería ser pero nunca lo será. El amor sumergido alimenta almas clandestinas que viven una vida prestada, intensa, ilegal, oscura. Es un amor que no se permite luces, ni música, ni bailes, ni besos en público. Las personas que viven en ese mundo alternativo, paralelo, tal vez descienden a ese abismo para buscar ese estímulo que de pura rutina no busca en otro lado. 

El amor sumergido provee historias para no ser contadas, lágrimas para no ser derramadas, abrazos para no ser dados, sueños para no ser realizados. Pero sin embargo, ahí está, moviendo los engranajes de una sociedad mentirosa, alimentando falsas promesas a la luz del día. 

Como presos de su poder, se aferran a él los corazones que se mienten, que se inventan, que toman prestado, que se roban un amor que nunca será. Nunca saldrá a la luz el amor sumergido. Porque esa es su esencia. Alimentarse en la sombra, de los deseos que no pueden ser. Un pensamiento secreto, una carta no entregada, una esperanza agónica. Relaciones alegales. Sentimientos impíos.

¿Puede eliminarse el amor sumergido? ¿Puede dejar de ser? ¿Transformarse en mariposa y volar a la superficie? ¿Debe desatar sus cadenas y gritar acá estoy?

Creo que no. Siempre existió, siempre existirá. Existe para no ser. Para negarse. Para ser negado. Para ignorarlo. Para desearlo. Para dejarlo pasar.

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